15 febrero, 2021

Muchos adoptados son cuestionados por familiares cuando buscan


La escritora, dibujante y diseñadora gráfica Lisa Wool-Rim Sjöblom fue adoptada. Salió de Corea siendo una niña y aterrizó en Suecia. Corría el año 1979. O eso, al menos, es lo que dicen los papeles de su adopción, que con el tiempo se han mostrado llenos de erratas, tachones, omisiones, borrados y sobrescrituras, como un palimpsesto. Así, Palimpsesto, precisamente, se llama su potente, dura y conmovedora novela gráfica, publicada en España por la editorial Barbara Fiore, que narra la odisea que para Lisa supuso la búsqueda de sus orígenes, de un relato propio que, como explica en el epílogo, para ella era una cuestión de “supervivencia”.La metáfora del palimpsesto funciona a varios niveles con muchos adoptados. Por un lado, reconoce a los huérfanos de papel. Es decir, a todos aquellos adoptados que han visto borrados y blanqueados sus orígenes, reemplazados con información falsa o manipulada sobre sus antecedentes, desde las fechas de sus cumpleaños hasta cómo llegaron a ser adoptados. Por otro lado, también sirve para visibilizar la forma en que las personas tratan a los adoptados y sus orígenes. Nuestras adopciones a menudo se ven como una especie de nacimiento y, a través de él, se nos cambia el nombre, se nos da una nueva ciudadanía, una nueva lengua materna y una cultura completamente nueva, de forma que a través de la adopción nuestras historias de origen se borran y la historia de la adopción se escribe por encima, haciendo que todo lo que sucedió antes sea irrelevante o de menor valor”, explica a El País.

No hay comentarios: